08 January 2007
SEIJIN NO HI
Cada año en el país del Sol naciente el segundo lunes de enero es festivo: se conmemora el Seijin no Hi (día de la Mayoría de Edad). Para muchos jóvenes nipones es una fecha importante ya que, de alguna manera, les guste o no, a partir de ese momento se les considerará adultos. Lo cual, en la exigente y muchas veces opresiva sociedad japonesa, esta apreciación toma connotaciones más profundas que en Occidente.
Todos los jóvenes que cumplen 20 años dentro del mismo periodo escolar (entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del año en curso) son invitados, por el ayuntamiento de su pueblo o ciudad, a participar en la ceremonia central del Seijin no Hi, conocida como Sheijin Shiki. Dependiendo de la importancia y número de habitantes de cada municipio, el acto se organiza en centros culturales, municipales, o en recintos de mayores dimensiones. Tal es el caso de Kobe (ver fotos), que lo celebra en un estadio de béisbol, o el caso de Urawa, que desde el año 2002 y a petición de los propios jóvenes la ceremonia se lleva a cabo en el cercano parque de atracciones de “Disneyland”.
En este acto, el alcalde y a veces otras personalidades se dirigen a los jóvenes para informarles y hacerles reflexionar sobre las responsabilidades que deberán asumir como adultos, dentro de la sociedad, a partir de ese momento y a lo largo de su vida. En general los jóvenes no parecen demasiado interesados en la ceremonia en sí, posiblemente lo que más les motiva y emociona es reunirse con sus antiguos compañeros de colegio y saber que a partir de su 20 cumpleaños podrán beber alcohol y fumar de forma legal y quizá, en menor medida, la posibilidad recién adquirida de ejercer su derecho a voto.
Esta celebración, tal y como se conoce en la actualidad, tiene su origen en 1948 en la prefectura de Saitama, cercana a Tokyo. La iniciativa tuvo como fin alentar a los jóvenes que habían regresado de la guerra y que iban a cumplir 20 años. Suyo era el futuro del país, y también la responsabilidad de reconstruirlo con sabiduría y esfuerzo. Desde entonces y hasta 1999 tenía lugar el 15 de enero, pero a partir del año 2000 se cambió al segundo lunes de enero (que dependiendo del año cae entre el 8 y el 14) para permitir que los jóvenes que estudiaban o trabajaban lejos de su localidad natal pudiesen participar también de este acto.
Estoy en Kobe y me dirijo a la estación de metro que me llevará hasta el Wing Stadium, donde miles de jóvenes van a participar en el Seijin Shiki de esa moderna ciudad del oeste de Japón.
En los pasillos del metro me encuentro la primera chica vestida con kimono y que, acompañada por su madre, se dirige a la cita con su madurez. Aunque pudiera parecer obvio, les pregunto si voy en buena dirección. Me responden que sí, y la madre se disculpa por no hablar bien inglés. Estando en su país ¿no debería ser yo quien se disculpara por no poder expresarme en su idioma?
Y ya que hemos empezado a hablar, aprovecho para hacer alguna pregunta mientras seguimos andando, a lo que Keiko de 19 años accede encantada.
“Lo que me hace más ilusión es poder vestir kimono, hacerme fotos con esta ropa y ver a antiguos amigos y amigas”.
También me da su opinión respecto a la ceremonia en sí y la significación que tiene para ella:
"La ceremonia no es lo que más me atrae, ni poder beber alcohol y fumar porque no me gusta, pero me molesta mucho que desde hace unos años, por todo el país, se repiten las noticias de chicos y chicas que no saben comportarse. Hacen gamberradas, se ponen a hablar por el móvil y chillan para interrumpir el discurso del alcalde, e incluso algunos llegan medio borrachos a la ceremonia….espero que esto no pase hoy... aquí en Kobe... me daría mucha pena”
Le agradezco sus palabras deseándole un buen día y sigo mi camino. A medida que avanzo, me voy cruzando con más chicas, con sus deslumbrantes kimonos y con sus cálidas sonrisas. La visión del pasado y del presente, de lo más tradicional y lo más innovador, se funde y llega a la retina de forma conjunta en un país de contrastes continuos. Llego a la estación más cercana al estadio de béisbol y ya en la calle se respira el ambiente festivo, a pesar del intenso frío y del fuerte viento, que dificulta todavía un poco más el dominio del sutil arte de caminar con kimono.
En este día, chicas y chicos se reúnen mostrando sus mejores galas. Ellas, en su gran mayoría visten con emoción un tipo de kimono llamado furisode, de manga larga y colores muy vivos. Ellos, aunque algunos todavía usan los tradicionales haori y hakama, en su mayoría se visten con traje occidental. De todos modos, a juzgar por su cuidada y estudiada estética, no dudaría que se pasaran casi el mismo tiempo que ellas delante del espejo.
Como los kimonos pueden alcanzar precios muy elevados (entre 300.000 y un millón de yenes), muchas de ellas los alquilan para la ocasión, no sin antes aprovechar para pasar por un estudio fotográfico y retratarse para la posteridad.
En la explanada adyacente al estadio se concentran multitud de jóvenes que van formando grupos multicolor. La visión de tanto kimono junto es todo un espectáculo en si mismo. Me acerco a unas chicas que están riendo y haciéndose fotos entre ellas. Son Junko, Akiko, Emi y Asami (las cuatro de 20 años). Emi dice entre risas:
“Estamos contentas porque hacía varios años que no nos veíamos todas juntas”. “No todos los días podemos llevar kimono, verdad que estamos guapas?” me dice Asami.
Hablo con Eiichi (19 años), un estudiante de derecho con aire responsable y decidido.
“La ceremonia no me interesa en sí misma, pero sí me parece importante cumplir 20 años dentro de unos pocos días. No sé si mi vida cambiará por esto, pero quizá hay que ver las cosas de un modo diferente….” acaba medio sonriendo.
En el lado opuesto me encuentro con un grupo de 3 chicos con un look cercano a una estrella de pop-rock y un aire de perdonavidas que se deshace entre risas cuando me dirijo a ellos. Son Hiroshi, Kazuo y Kenji (todos de 20 años).
“lo que nos gusta es tener el día libre, ir a beber cerveza con los amigos y ver a tanta chica junta…esto es lo mejor…” me dice Kazuo mientras sus amigos le gastan bromas en japonés que no llego a entender.
También me encuentro con Akina (20 años) que está con sus amigas pero no viste Kimono. Le pregunto si es porque no le toca la ceremonia este año a lo que responde que si, pero me explica los motivos de no hacerlo:
“Vivo en Niigata pero estoy aquí de vacaciones unos días para ver a mi familia. El ayuntamiento de Niigata me envió una invitación, pero como estaba aquí, en Kobe, no he ido. Yo no le doy importancia al hecho de acudir a la ceremonia ni me apetece ponerme un kimono, quizá lo que más me interesa es poder votar. Tenía ganas de ver a algunas amigas y por eso me he acercado hasta la entrada del estadio. Por la tarde iremos juntas a una fiesta de compañeros del colegio, seguro que será muy divertido”.
Sakura (19 años) ha venido con sus padres. Es bastante tímida pero parece tener las cosas muy claras.
”Dentro de 3 años, después de acabar la carrera, quiero ir a Londres para perfeccionar el inglés. En un par de años me gustaría volver a Japón y en poco tiempo formar una familia”
No se si habla por boca de sus padres o realmente es lo que piensa, pero le otorgaré el beneficio de la duda. Está realmente elegante con su kimono.
Dentro del estadio la breve ceremonia transcurre con total normalidad y respeto hacia el alcalde, y eso que son muchos los jóvenes que allí se han reunido, unos 11.000 según el departamento de prensa de la ciudad de Kobe.
Le hago esta observación a una persona de la organización y asiente diciendo que quizá en Kobe hay un sentido de la responsabilidad diferente.
“Seguramente todos los jóvenes que están aquí vivieron mas o menos directa o indirectamente el devastador terremoto de 1995”.
Lo cierto es que al iniciarse la ceremonia, el silencio que se ha producido dentro del estadio cuando se han puesto a rezar todos juntos me ha impresionado profundamente.
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El kimono lo conocemos como el vestido tradicional japonés. Fue la prenda de uso común de las mujeres hasta los primeros años de la posguerra. Pero de hecho los 2 ideogramas (kanjis) que componen la palabra Kimono significan literalmente “cosa para vestir”. En primer lugar está el del verbo KIRU (llevar, vestir) que en este caso se pronuncia KI. Y en segundo lugar un kanji que se pronuncia MONO y que significa cosa. Así pues, cualquier prenda era para ellos kimono.
En la actualidad la mayoría de los japoneses utiliza ropa occidental, pero acostumbran a vestirse con kimonos en ocasiones especiales como bodas, ceremonias o festivales tradicionales.
Antes de la influencia china y coreana usaban materiales rústicos para confeccionar sus prendas, pero después de este contacto introdujeron la seda, favoreciendo que el kimono fuera un traje suntuoso. Hay varios tipos de kimono utilizados por hombres, mujeres y niños. El corte, el color, la tela y los adornos varían de acuerdo con el sexo, la edad, el estado marital, la época del año y el uso que se le vaya a dar.
El kimono se coloca cubriendo el cuerpo de forma envolvente y se sujeta con una faja ancha llamada obi.
El calzado que lo complementa puede ser o bien las geta (sandalias altas de madera) ó las zori (sandalias bajas hechas de algodón y cuero), además de los tabi (especie de calcetines que separan el dedo pulgar del resto de los dedos).
Algunos tipos de kimono femeninos son:
Furisode: Lo usan las mujeres solteras. Es de llamativos colores, manga larga y cuerpo entero. Se viste en ocasiones formales y fiestas.
Houmongui: Rico en bordados, tejidos y tintes que va desde el cuello pasando por el brazo, por la parte delantera y por la posterior, donde hay un escudo. Se usa para ocasiones formales e informales.
Iromuji: Lleva varios escudos. Común para los jóvenes y de uso semiinformal.
Mofuku: Se usa exclusivamente para funerales, de color negro con un fondo interior blanco que varía según las estaciones. Sólo para mujeres.
Tomesode: De color negro, posee hasta cinco escudos de familia y es usado por mujeres casadas en ocasiones formales y en matrimonios con parientes cercanos.
Tsukesage: No llevan ningún escudo. Son de uso medio informal. Los bordados, tintes y tejidos van desde el hombro a las manos (izquierda y derecha), cubriendo también la espalda.
Shiromuku: kimono nupcial de color blanco (shiro es blanco y muku pureza). Se complementa con un tocado en forma de media luna, que indica la entrega y la fidelidad de la esposa.
Los kimonos masculinos, dentro de sus diversos estilos y características se componen de dos partes:
Hakama: Pantalón holgado que puede llevar hasta siete pliegues, que simbolizan las virtudes del guerrero tradicional. A veces se usa en artes marciales.
Haori: Chaleco (tradicionalmente hasta las rodillas) que se coloca encima del kimono. Las mujeres también pueden utilizarlo.
Yukata: kimono informal de verano. Está hecho de algodón muy ligero y tal vez uno de los más conocidos.
CESAR ORDOÑEZ
Cada año en el país del Sol naciente el segundo lunes de enero es festivo: se conmemora el Seijin no Hi (día de la Mayoría de Edad). Para muchos jóvenes nipones es una fecha importante ya que, de alguna manera, les guste o no, a partir de ese momento se les considerará adultos. Lo cual, en la exigente y muchas veces opresiva sociedad japonesa, esta apreciación toma connotaciones más profundas que en Occidente.
Todos los jóvenes que cumplen 20 años dentro del mismo periodo escolar (entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del año en curso) son invitados, por el ayuntamiento de su pueblo o ciudad, a participar en la ceremonia central del Seijin no Hi, conocida como Sheijin Shiki. Dependiendo de la importancia y número de habitantes de cada municipio, el acto se organiza en centros culturales, municipales, o en recintos de mayores dimensiones. Tal es el caso de Kobe (ver fotos), que lo celebra en un estadio de béisbol, o el caso de Urawa, que desde el año 2002 y a petición de los propios jóvenes la ceremonia se lleva a cabo en el cercano parque de atracciones de “Disneyland”.
En este acto, el alcalde y a veces otras personalidades se dirigen a los jóvenes para informarles y hacerles reflexionar sobre las responsabilidades que deberán asumir como adultos, dentro de la sociedad, a partir de ese momento y a lo largo de su vida. En general los jóvenes no parecen demasiado interesados en la ceremonia en sí, posiblemente lo que más les motiva y emociona es reunirse con sus antiguos compañeros de colegio y saber que a partir de su 20 cumpleaños podrán beber alcohol y fumar de forma legal y quizá, en menor medida, la posibilidad recién adquirida de ejercer su derecho a voto.
Esta celebración, tal y como se conoce en la actualidad, tiene su origen en 1948 en la prefectura de Saitama, cercana a Tokyo. La iniciativa tuvo como fin alentar a los jóvenes que habían regresado de la guerra y que iban a cumplir 20 años. Suyo era el futuro del país, y también la responsabilidad de reconstruirlo con sabiduría y esfuerzo. Desde entonces y hasta 1999 tenía lugar el 15 de enero, pero a partir del año 2000 se cambió al segundo lunes de enero (que dependiendo del año cae entre el 8 y el 14) para permitir que los jóvenes que estudiaban o trabajaban lejos de su localidad natal pudiesen participar también de este acto.
Estoy en Kobe y me dirijo a la estación de metro que me llevará hasta el Wing Stadium, donde miles de jóvenes van a participar en el Seijin Shiki de esa moderna ciudad del oeste de Japón.
En los pasillos del metro me encuentro la primera chica vestida con kimono y que, acompañada por su madre, se dirige a la cita con su madurez. Aunque pudiera parecer obvio, les pregunto si voy en buena dirección. Me responden que sí, y la madre se disculpa por no hablar bien inglés. Estando en su país ¿no debería ser yo quien se disculpara por no poder expresarme en su idioma?
Y ya que hemos empezado a hablar, aprovecho para hacer alguna pregunta mientras seguimos andando, a lo que Keiko de 19 años accede encantada.
“Lo que me hace más ilusión es poder vestir kimono, hacerme fotos con esta ropa y ver a antiguos amigos y amigas”.
También me da su opinión respecto a la ceremonia en sí y la significación que tiene para ella:
"La ceremonia no es lo que más me atrae, ni poder beber alcohol y fumar porque no me gusta, pero me molesta mucho que desde hace unos años, por todo el país, se repiten las noticias de chicos y chicas que no saben comportarse. Hacen gamberradas, se ponen a hablar por el móvil y chillan para interrumpir el discurso del alcalde, e incluso algunos llegan medio borrachos a la ceremonia….espero que esto no pase hoy... aquí en Kobe... me daría mucha pena”
Le agradezco sus palabras deseándole un buen día y sigo mi camino. A medida que avanzo, me voy cruzando con más chicas, con sus deslumbrantes kimonos y con sus cálidas sonrisas. La visión del pasado y del presente, de lo más tradicional y lo más innovador, se funde y llega a la retina de forma conjunta en un país de contrastes continuos. Llego a la estación más cercana al estadio de béisbol y ya en la calle se respira el ambiente festivo, a pesar del intenso frío y del fuerte viento, que dificulta todavía un poco más el dominio del sutil arte de caminar con kimono.
En este día, chicas y chicos se reúnen mostrando sus mejores galas. Ellas, en su gran mayoría visten con emoción un tipo de kimono llamado furisode, de manga larga y colores muy vivos. Ellos, aunque algunos todavía usan los tradicionales haori y hakama, en su mayoría se visten con traje occidental. De todos modos, a juzgar por su cuidada y estudiada estética, no dudaría que se pasaran casi el mismo tiempo que ellas delante del espejo.
Como los kimonos pueden alcanzar precios muy elevados (entre 300.000 y un millón de yenes), muchas de ellas los alquilan para la ocasión, no sin antes aprovechar para pasar por un estudio fotográfico y retratarse para la posteridad.
En la explanada adyacente al estadio se concentran multitud de jóvenes que van formando grupos multicolor. La visión de tanto kimono junto es todo un espectáculo en si mismo. Me acerco a unas chicas que están riendo y haciéndose fotos entre ellas. Son Junko, Akiko, Emi y Asami (las cuatro de 20 años). Emi dice entre risas:
“Estamos contentas porque hacía varios años que no nos veíamos todas juntas”. “No todos los días podemos llevar kimono, verdad que estamos guapas?” me dice Asami.
Hablo con Eiichi (19 años), un estudiante de derecho con aire responsable y decidido.
“La ceremonia no me interesa en sí misma, pero sí me parece importante cumplir 20 años dentro de unos pocos días. No sé si mi vida cambiará por esto, pero quizá hay que ver las cosas de un modo diferente….” acaba medio sonriendo.
En el lado opuesto me encuentro con un grupo de 3 chicos con un look cercano a una estrella de pop-rock y un aire de perdonavidas que se deshace entre risas cuando me dirijo a ellos. Son Hiroshi, Kazuo y Kenji (todos de 20 años).
“lo que nos gusta es tener el día libre, ir a beber cerveza con los amigos y ver a tanta chica junta…esto es lo mejor…” me dice Kazuo mientras sus amigos le gastan bromas en japonés que no llego a entender.
También me encuentro con Akina (20 años) que está con sus amigas pero no viste Kimono. Le pregunto si es porque no le toca la ceremonia este año a lo que responde que si, pero me explica los motivos de no hacerlo:
“Vivo en Niigata pero estoy aquí de vacaciones unos días para ver a mi familia. El ayuntamiento de Niigata me envió una invitación, pero como estaba aquí, en Kobe, no he ido. Yo no le doy importancia al hecho de acudir a la ceremonia ni me apetece ponerme un kimono, quizá lo que más me interesa es poder votar. Tenía ganas de ver a algunas amigas y por eso me he acercado hasta la entrada del estadio. Por la tarde iremos juntas a una fiesta de compañeros del colegio, seguro que será muy divertido”.
Sakura (19 años) ha venido con sus padres. Es bastante tímida pero parece tener las cosas muy claras.
”Dentro de 3 años, después de acabar la carrera, quiero ir a Londres para perfeccionar el inglés. En un par de años me gustaría volver a Japón y en poco tiempo formar una familia”
No se si habla por boca de sus padres o realmente es lo que piensa, pero le otorgaré el beneficio de la duda. Está realmente elegante con su kimono.
Dentro del estadio la breve ceremonia transcurre con total normalidad y respeto hacia el alcalde, y eso que son muchos los jóvenes que allí se han reunido, unos 11.000 según el departamento de prensa de la ciudad de Kobe.
Le hago esta observación a una persona de la organización y asiente diciendo que quizá en Kobe hay un sentido de la responsabilidad diferente.
“Seguramente todos los jóvenes que están aquí vivieron mas o menos directa o indirectamente el devastador terremoto de 1995”.
Lo cierto es que al iniciarse la ceremonia, el silencio que se ha producido dentro del estadio cuando se han puesto a rezar todos juntos me ha impresionado profundamente.
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El kimono lo conocemos como el vestido tradicional japonés. Fue la prenda de uso común de las mujeres hasta los primeros años de la posguerra. Pero de hecho los 2 ideogramas (kanjis) que componen la palabra Kimono significan literalmente “cosa para vestir”. En primer lugar está el del verbo KIRU (llevar, vestir) que en este caso se pronuncia KI. Y en segundo lugar un kanji que se pronuncia MONO y que significa cosa. Así pues, cualquier prenda era para ellos kimono.
En la actualidad la mayoría de los japoneses utiliza ropa occidental, pero acostumbran a vestirse con kimonos en ocasiones especiales como bodas, ceremonias o festivales tradicionales.
Antes de la influencia china y coreana usaban materiales rústicos para confeccionar sus prendas, pero después de este contacto introdujeron la seda, favoreciendo que el kimono fuera un traje suntuoso. Hay varios tipos de kimono utilizados por hombres, mujeres y niños. El corte, el color, la tela y los adornos varían de acuerdo con el sexo, la edad, el estado marital, la época del año y el uso que se le vaya a dar.
El kimono se coloca cubriendo el cuerpo de forma envolvente y se sujeta con una faja ancha llamada obi.
El calzado que lo complementa puede ser o bien las geta (sandalias altas de madera) ó las zori (sandalias bajas hechas de algodón y cuero), además de los tabi (especie de calcetines que separan el dedo pulgar del resto de los dedos).
Algunos tipos de kimono femeninos son:
Furisode: Lo usan las mujeres solteras. Es de llamativos colores, manga larga y cuerpo entero. Se viste en ocasiones formales y fiestas.
Houmongui: Rico en bordados, tejidos y tintes que va desde el cuello pasando por el brazo, por la parte delantera y por la posterior, donde hay un escudo. Se usa para ocasiones formales e informales.
Iromuji: Lleva varios escudos. Común para los jóvenes y de uso semiinformal.
Mofuku: Se usa exclusivamente para funerales, de color negro con un fondo interior blanco que varía según las estaciones. Sólo para mujeres.
Tomesode: De color negro, posee hasta cinco escudos de familia y es usado por mujeres casadas en ocasiones formales y en matrimonios con parientes cercanos.
Tsukesage: No llevan ningún escudo. Son de uso medio informal. Los bordados, tintes y tejidos van desde el hombro a las manos (izquierda y derecha), cubriendo también la espalda.
Shiromuku: kimono nupcial de color blanco (shiro es blanco y muku pureza). Se complementa con un tocado en forma de media luna, que indica la entrega y la fidelidad de la esposa.
Los kimonos masculinos, dentro de sus diversos estilos y características se componen de dos partes:
Hakama: Pantalón holgado que puede llevar hasta siete pliegues, que simbolizan las virtudes del guerrero tradicional. A veces se usa en artes marciales.
Haori: Chaleco (tradicionalmente hasta las rodillas) que se coloca encima del kimono. Las mujeres también pueden utilizarlo.
Yukata: kimono informal de verano. Está hecho de algodón muy ligero y tal vez uno de los más conocidos.
CESAR ORDOÑEZ
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